Casi una novela by Megan Maxwell

Casi una novela by Megan Maxwell

autor:Megan Maxwell [Maxwell, Megan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-01-29T05:00:00+00:00


Capítulo 29

Varios días después, Pizza regresó a la familia. Se había convertido en el centro de atención de todos, y Ángela la malcriaba dándole jamón de york en lugar del pienso que la perra tenía que comer. Rebeca, al ver aquello sonrió, pero le recordó a la mujer que la perra debía comer su comida. Ángela, como solía hacer la mayoría de las veces, siguió sin hacerle caso. Finalmente Rebeca se dio por vencida.

Una mañana se disponía a irse a la oficina, cuando Ángela llegó media hora antes de lo normal.

—¿Pero qué haces tan pronto aquí? —preguntó Rebeca.

—Hola, mi niña. He pensado que hasta que Pizza esté mejor, y para que no se quede sola, vengo antes.

Tras soltar una risotada, Rebeca se la quedó mirándola.

—Pero Ángela, ¿no crees que esto es excesivo? A Pizza no le pasará nada por estar sola media hora.

La mujer, dejando su bolso encima del sillón, respondió con los brazos en jarras.

—Y a mí… tampoco me pasará nada por venir treinta minutos antes. ¿Algún problema?

—No… no —rio—. Puedes venir todo lo temprano que quieras. Incluso podrías llegar un poco antes y prepararme la ducha y el café para cuando me levante. Oh… y también dejarme el coche arrancado.

—Eres una pelusona —soltó la mujer, dándole un cómico azote en el trasero.

Luego, mirando a la perra que se acercaba hasta ella cojeando, fue corriendo a cogerla.

—Pero hermosa mía, ¿dónde vas?

—A saludarte y a que le des su ración de jamón de york —se mofó Rebeca.

—¿Lo ves, cabezota? —protestó Ángela—. ¿Ves como tengo que estar aquí para vigilar a este bichejo? Quién sabe el daño que se puede hacer al estar ella solita andando por la casa.

Divertida por las carantoñas que aquellas dos se hacían mutuamente, Rebeca se acercó a la perra para darle un beso en su peluda cabeza.

—No te preocupes, Pizza, ya me voy para que te pongas morada de jamón de york.

La perra, al escuchar aquello, soltó un ladrido haciendo reír a ambas. Esa perra era muy lista y entendía todo. Eso sí, cuando le daba la real gana.

Casi una hora después, Rebeca llegó a la oficina. Belén la esperaba con el correo del día. Rápidamente se vio sumergida en contratos y problemas a resolver. A media mañana Belén entró con un sobre que acababa de llegar. Lo había traído un mensajero y era personal para Rebeca. Esta lo abrió y cuál sería su sorpresa al ver unas fotos de Kevin y su mujer. Horrorizada las miraba cuando sonó su línea directa y lo cogió.

—¿Qué te parecen las fotos? —dijo una voz al otro lado del teléfono.

Rebeca en un principio se quedó callada, no entendía nada. Pero al escuchar aquella fría risotada lo reconoció.

—¿Qué es esto, Cavanillas? —preguntó molesta.

—Querida, no hay que ponerse así —murmuró arrastrando las palabras—. Solo quería saber si te han gustado las fotos. Si me dices que no, tengo otras de tu hermanito y su bonita mujer que quizá te gusten más. Y si me dices que tampoco, me encargaré de enviarte alguna de tu piloto y su dulce niña.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.